martes, 27 de septiembre de 2016

Cómo ser feliz en la tercera edad


Un reciente estudio español concluye que uno es más feliz de mayor cuando también lo ha sido de joven

    Por JOSÉ ANDRÉS RODRÍGUEZ


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reikiadomicilio.
La felicidad es uno de los grandes objetivos vitales de todas las personas. Según un estudio reciente llevado a cabo por científicos de la Universidad de Granada, publicado en 'Journal of Happiness Studies', es más probable llegar a ser un anciano feliz si se ha gozado de una vida feliz. Pero, ¿cuáles son las claves para lograr la ansiada felicidad? El artículo explica la importancia de contar con el apoyo de amigos y familiares y de poder disfrutar de las actividades cotidianas.
Feliz de joven, feliz de mayor

Cada vez más científicos estudian qué es la felicidad y qué factores son los que acercan a ella. En fechas recientes, investigadores de la Universidad de Granada entrevistaron a 154 personas de entre 65 y 96 años para saber cuál era su grado de felicidad en la actualidad y cuál había sido en el pasado. Una de las principales conclusiones que obtuvieron es que las personas mayores son más felices cuando lo han sido de jóvenes.

Como explica Débora Godoy, del Grupo de Investigación de Psicología de la Salud y Medicina Conductual de la Universidad de Granada y una de las autoras del estudio, "la felicidad es bastante estable en el tiempo, no es una emoción pasajera que viene y va. Creemos, con los hallazgos previos de otros investigadores, que las personas que han sido felices a lo largo de su vida han ido construyendo recursos para ser feliz". Así, cuando son mayores, pueden beneficiarse de esa magnífica inversión que han hecho a lo largo de su vida.

    Gozar de familia y amigos, no sufrir depresión y poder realizar las tareas cotidianas son factores que acercan a la felicidad

Aunque, por otro lado, las personas mayores que participaron en la investigación señalaron que eran menos felices en el presente que en el pasado. "De todos modos, los mayores del estudio son bastante felices en la actualidad, pues obtienen una puntuación de 6,6 sobre 10", añade Godoy. Una calificación que, como comenta esta científica, es similar a la que dan las personas de la tercera edad de otros países europeos en estudios parecidos. Por otro lado, según los resultados del sondeo, "muy poca gente señala que es infeliz (puntuaciones por debajo de cinco puntos) o muy feliz (por encima de ocho puntos)".
Factores para ser feliz en la tercera edad

En la encuesta, se incluían personas que vivían en sus hogares y en residencias. A pesar de que estas últimas se declaraban igual de felices que las personas que estaban en sus casas, había diferencias en aspectos relacionados con la calidad de vida. Quienes vivían en residencias eran más dependientes, no podían realizar tantas actividades relacionadas con el ocio y sentían menos el apoyo de sus familiares.

Aparte de haber gozado de una vida feliz, los mayores que se declaraban más felices coincidían en que gozaban de una red familiar que los apoyaba, no sufrían depresión y podían hacer sus tareas cotidianas con normalidad. Y es que los factores que acercan a estas personas a este estado de bienestar son, como señala Godoy, que "tengan un buen balance afectivo (más emociones positivas que negativas), que se sientan satisfechas en general con su vida, que se sientan capaces de realizar sus tareas cotidianas y que tengan amigos y familiares con quienes compartir las cosas buenas de la vida".

También es de gran ayuda gozar de buena salud o, por lo menos, de una salud medianamente buena. "Aunque es importante decir que la mayoría de las personas con enfermedades crónicas o incluso graves son también felices o incluso muy felices", apunta la investigadora. Y asegura, además, que la situación económica, aunque es importante para la felicidad, "lo es mucho menos de lo que mucha gente piensa".

Y si, llegados a cierta edad, no se ha alcanzado un nivel satisfactorio, no hay que caer en la desesperanza. "A los autores de este estudio, lo que más nos interesa resaltar es que la felicidad es modificable. Cada uno puede construir su estado de ánimo. Las personas podemos hacer mucho por sentirnos satisfechos", insiste la experta.
Felicidad: la importancia de pasarlo bien

El ocio es uno de los factores que parece tener un peso importante en la felicidad de las personas mayores. Entretenerse en compañía de otras personas proporciona emociones positivas.

No obstante, este ocio puede ser de cualquier tipo, incluso electrónico, es decir, el que se lleva a cabo con ordenadores, teléfonos móviles, tabletas, etc. Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Carolina del Norte (EE.UU.), publicado en 'Computers in Human Behavior', las personas de la tercera edad que practican ocio electrónico son más felices que las que no lo hacen. Y, además, corren menos riesgo de sufrir una depresión.
(Tomado de eroski consumer)
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Imagen: roblisameehan
La felicidad es uno de los grandes objetivos vitales de todas las personas. Según un estudio reciente llevado a cabo por científicos de la Universidad de Granada, publicado en 'Journal of Happiness Studies', es más probable llegar a ser un anciano feliz si se ha gozado de una vida feliz. Pero, ¿cuáles son las claves para lograr la ansiada felicidad? El artículo explica la importancia de contar con el apoyo de amigos y familiares y de poder disfrutar de las actividades cotidianas.

Feliz de joven, feliz de mayor

Cada vez más científicos estudian qué es la felicidad y qué factores son los que acercan a ella. En fechas recientes, investigadores de la Universidad de Granada entrevistaron a 154 personas de entre 65 y 96 años para saber cuál era su grado de felicidad en la actualidad y cuál había sido en el pasado. Una de las principales conclusiones que obtuvieron es que las personas mayores son más felices cuando lo han sido de jóvenes.
Como explica Débora Godoy, del Grupo de Investigación de Psicología de la Salud y Medicina Conductual de la Universidad de Granada y una de las autoras del estudio, "la felicidad es bastante estable en el tiempo, no es una emoción pasajera que viene y va. Creemos, con los hallazgos previos de otros investigadores, que las personas que han sido felices a lo largo de su vida han ido construyendo recursos para ser feliz". Así, cuando son mayores, pueden beneficiarse de esa magnífica inversión que han hecho a lo largo de su vida.
Gozar de familia y amigos, no sufrir depresión y poder realizar las tareas cotidianas son factores que acercan a la felicidad
Aunque, por otro lado, las personas mayores que participaron en la investigación señalaron que eran menos felices en el presente que en el pasado. "De todos modos, los mayores del estudio son bastante felices en la actualidad, pues obtienen una puntuación de 6,6 sobre 10", añade Godoy. Una calificación que, como comenta esta científica, es similar a la que dan las personas de la tercera edad de otros países europeos en estudios parecidos. Por otro lado, según los resultados del sondeo, "muy poca gente señala que es infeliz (puntuaciones por debajo de cinco puntos) o muy feliz (por encima de ocho puntos)".

Factores para ser feliz en la tercera edad

En la encuesta, se incluían personas que vivían en sus hogares y en residencias. A pesar de que estas últimas se declaraban igual de felices que las personas que estaban en sus casas, había diferencias en aspectos relacionados con la calidad de vida. Quienes vivían en residencias eran más dependientes, no podían realizar tantas actividades relacionadas con el ocio y sentían menos el apoyo de sus familiares.
Aparte de haber gozado de una vida feliz, los mayores que se declaraban más felices coincidían en que gozaban de una red familiar que los apoyaba, no sufrían depresión y podían hacer sus tareas cotidianas con normalidad. Y es que los factores que acercan a estas personas a este estado de bienestar son, como señala Godoy, que "tengan un buen balance afectivo (más emociones positivas que negativas), que se sientan satisfechas en general con su vida, que se sientan capaces de realizar sus tareas cotidianas y que tengan amigos y familiares con quienes compartir las cosas buenas de la vida".
También es de gran ayuda gozar de buena salud o, por lo menos, de una salud medianamente buena. "Aunque es importante decir que la mayoría de las personas con enfermedades crónicas o incluso graves son también felices o incluso muy felices", apunta la investigadora. Y asegura, además, que la situación económica, aunque es importante para la felicidad, "lo es mucho menos de lo que mucha gente piensa".
Y si, llegados a cierta edad, no se ha alcanzado un nivel satisfactorio, no hay que caer en la desesperanza. "A los autores de este estudio, lo que más nos interesa resaltar es que la felicidad es modificable. Cada uno puede construir su estado de ánimo. Las personas podemos hacer mucho por sentirnos satisfechos", insiste la experta.

Felicidad: la importancia de pasarlo bien

El ocio es uno de los factores que parece tener un peso importante en la felicidad de las personas mayores. Entretenerse en compañía de otras personas proporciona emociones positivas.
No obstante, este ocio puede ser de cualquier tipo, incluso electrónico, es decir, el que se lleva a cabo con ordenadores, teléfonos móviles, tabletas, etc. Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Carolina del Norte (EE.UU.), publicado en 'Computers in Human Behavior', las personas de la tercera edad que practican ocio electrónico son más felices que las que no lo hacen. Y, además, corren menos riesgo de sufrir una depresión.
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Un reciente estudio español concluye que uno es más feliz de mayor cuando también lo ha sido de joven
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Ejercicio en la tercera edad

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 Antes y después de practicar cualquier sesión deportiva, se deben realizar estiramientos musculares para calentar articulaciones y músculos, flexibilizar los tendones y preparar al corazón y los pulmones.

©Photodisc

 

 

 

Consecuencias del envejecimiento del cuerpo

El organismo con el tiempo sufre una serie de transformaciones que se pueden resumir en dos consecuencias básicas.

  • Por un lado los tejidos pierden un porcentaje significativo de agua en su composición, que se sustituye por fibras cicatrizales y depósitos de diversas sustancias, convirtiéndose en más rígidos y menos útiles. Los huesos se vuelven entonces más quebradizos, los tendones se rompen con más facilidad, los músculos desarrollan menos potencia, las articulaciones se deforman y pierden capacidad de movilidad, etc.
  • La otra consecuencia es la disminución de la capacidad homeostática. El concepto de homeostasis es fundamental para entender el funcionamiento de todos los seres vivos y se refiere a la capacidad del organismo de “compensarse” o “mantenerse igual” aunque el medio externo cambie. Un ejemplo: la temperatura interna del ser humano es aproximadamente de 37º C. Si el ambiente exterior es más frío el cuerpo lo compensa tiritando, es decir mediante contracciones musculares involuntarias que lo calientan. Por el contrario, si hace demasiado calor sudaremos, debido a que la evaporación del sudor en la piel produce un enfriamiento.
La persona mayor es pues menos capaz de reaccionar y compensar los cambios del entorno: el corazón no consigue latir con suficientes pulsaciones o enviar un volumen adecuado de sangre con cada latido, el riñón y el hígado filtran menos sustancias tóxicas, los pulmones no se rellenan adecuadamente de aire en la respiración...

¿Debe una persona mayor practicar deporte?

El dicho “La función crea el órgano” sigue siendo totalmente válido para los mayores. La disminución de capacidades y degeneración de tejidos no se detiene pero sí se retarda con el deporte adecuado y practicado de forma mesurada.

¿Debe hacerse un chequeo previo al inicio de una actividad deportiva?

El médico de cabecera juega un papel fundamental. Es muy importante conocer el estado real de salud para afrontar las limitaciones antes comentadas, que varían en cada persona y que dependen de dos factores: las enfermedades que padece o ha padecido y la práctica previa de algún deporte.
La persona mayor presenta habitualmente una serie de enfermedades, que muchas veces desconoce porque no dan síntomas o son aparentemente irrelevantes. Entre ellos destaca la hipertensión, que puede dañar gravemente el corazón, los riñones y el cerebro, provocando incluso la muerte. Todo ello es evitable acudiendo regularmente al centro de salud para tomarse la tensión y, si se eleva, cumpliendo la dieta o medicación adecuadas prescritas por su médico.
Es conveniente conocer el estado del corazón y los pulmones mediante la auscultación de rutina y en los casos que estime oportunos realizando un electrocardiograma y una radiografía del tórax.
La exploración general de la tonicidad muscular y de la capacidad de movilidad y resistencia de las articulaciones sirve para evaluar el estado físico general.
Finalmente, un análisis de sangre nos indicará la capacidad del riñón para filtrar las toxinas; los niveles de azúcar en sangre (muchas diabetes se descubren en análisis de rutina) y la composición de las células sanguíneas, de las que depende la resistencia a las infecciones, la coagulación de las heridas y la capacidad de oxigenación –de dar vitalidad– a los tejidos del cuerpo.

Ejercicios que se deben evitar

Cuando hay enfermedades avanzadas de los órganos internos el deporte en general se contraindica, ya que el riesgo de una descompensación es alto: infarto de miocardio, insuficiencia aguda respiratoria o renal, embolias o hemorragias cerebrales. Sí pueden ser útiles según los casos unos ejercicios fisioterápicos específicos bajo estricta supervisión del profesional sanitario.
Si la enfermedad que se padece es articular, habitualmente es una artrosis (desgaste articular) que suele afectar a la cadera y rodilla, y deben evitarse todos los deportes que requieran recorrer terrenos irregulares (por ejemplo el trekking), impactos (frenadas y arrancadas que se producen en el fútbol, tenis) y movimientos bruscos (cuidado con el golf por el giro rápido de rodilla, cadera y hombro que se produce al lanzar la pelota) ya que se produce un mayor roce de los cartílagos articulares. Igualmente se evitarán si el paciente es portador de prótesis articular, porque puede aflojarse de su anclaje al hueso.
En general no se aconsejan deportes de gran esfuerzo como el fútbol o tenis (y menos aún el paddle) por el alto riesgo de sobrecargas cardíacas, respiratorias y de hemorragia cerebral.

Deportes que se pueden practicar

El deporte por excelencia en la tercera edad es la natación, o en su caso los ejercicios suaves en agua. Los movimientos son entonces armónicos, sin impactos; el empuje del agua disminuye el peso del cuerpo descargando las articulaciones, la climatización habitual de las piscinas modernas permite una temperatura agradable y tolerable por el mayor.
Los pulmones aumentan la capacidad de llenado de aire y el corazón se tonifica. El trabajo muscular fortalece las venas y evita las trombosis.
Si el médico permite montar en bicicleta la recomendación habitual es recorrer carreteras llanas y con un desarrollo intermedio, que evita sobrecargar en exceso las rótulas y las lumbares.
De igual forma, el jogging debería practicarse por terrenos llanos, elásticos (hierba) o en su defecto utilizando plantillas viscoelásticas o calzado con cámara de aire, que absorben los impactos de la zancada.
En el golf deben evitarse los golpes largos o sobre la arena del banker.

Recomendaciones generales para el mayor deportista

En general, antes y después de practicar cualquier sesión deportiva, se deben realizar estiramientos musculares para calentar articulaciones y músculos, flexibilizar los tendones y preparar al corazón y los pulmones para el gasto de energía que supondrán las contracciones musculares.
Habitualmente el médico de cabecera puede suministrar al paciente unas tablas con dichos ejercicios, que se harán de forma suave y progresiva, evitando movimientos bruscos y posturas forzadas: se notará tensión en el músculo y tendón estirados, pero de ninguna manera se debe sentir dolor. Los hipertensos deben evitar beber un volumen excesivo de agua, porque sobrecargan el riñón y el corazón.
Los diabéticos que se inyectan insulina deben tener igualmente cuidado, porque el gasto de energía excesivo quemará mucho azúcar y se puede presentar un coma por hipoglucemia.
Si aparecen mareos, dolor fuerte de cabeza, dolor en el pecho o sensación de ahogo, se debe acudir a un servicio de urgencias.
Dr. Roberto Palacio González, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica

(Tomado de  http://netdoctor.elespanol.com/)