En Cuba, donde se dedica especial atención al cuidado del adulto
mayor, especialistas coinciden en que todavía debemos trabajar más con
la familia para garantizar una mejor preparación de esta actividad
Por Ana María Domínguez Cruz
No envejecemos todos de igual manera, aunque sí es un denominador
común la complejidad de la atención que demanda quien ya supera los 60
años, para lo que no siempre la familia está cabalmente preparada.
La especialista en Enfermería Aracelys Dévora Bombino, del Centro de
Investigaciones sobre Longevidad, Envejecimiento y Salud (Cited)
—institución fundada por Fidel en 1992—, advierte que es peligroso para
la salud de cualquier anciano limitar sus funciones al punto de no
levantarse de una cama, y evitarlo debe figurar entre las prioridades de
sus familiares.
«Si estar encamado es una consecuencia directa de algún padecimiento o
accidente, evidentemente no podemos hacer nada más que no sea aprender a
cuidar y a manejar a ese paciente en esas condiciones. Sin embargo, es
vital que todos creemos conciencia en torno a los factores externos que
pueden conducir a una dependencia de ese tipo.
«Luego de tres días de estar encamada, la persona sufre un deterioro
de todos los órganos y sus funciones. Se enlentece la circulación, las
arterias y venas son más frágiles, aparecen trombosis con frecuencia,
hay un deterioro de la capacidad de ventilación, se acumulan
secreciones… Además se reportan frecuentes bronconeumonías, principales
causas de muerte en ancianos que viven en estas condiciones de
inmovilidad».
Agrega que pueden aparecer las lesiones cutáneas, las úlceras por
presión que popularmente las personas llaman escaras, y otros procesos
que debilitan la salud del adulto mayor.
«Es necesario protegerlos de las enfermedades agudas para que no se
acuesten más horas de las necesarias, y velar por compensar sus
enfermedades crónicas, como la hipertensión arterial y la diabetes
mellitus. La familia debe velar por mantener una dieta balanceada y el
consumo de agua necesario».
Subraya la licenciada en Enfermería que la depresión es una causa
frecuente de encamamiento de los adultos mayores, y en esos casos los
miembros de la familia deben favorecer su inserción en las dinámicas
hogareñas y prestarles atención.
Susana Hierrezuelo, especialista en Medicina Física y Rehabilitación,
recuerda que en cada hogar debemos poner en práctica medidas
preventivas que impidan que un anciano se caiga.
«Las caídas, en ocasiones, también condicionan que un anciano
permanezca en cama en su proceso de recuperación e incluso más tiempo.
Hay que mantener condiciones de iluminación amplia y uniforme, los
interruptores deben estar al lado de las puertas, las sillas con el
respaldo adecuado, quitar los cables del medio o los juguetes del suelo.
Es indispensable evitar pisos resbaladizos y favorecer asideros u otras
estructuras de apoyo en la casa.
«En Cuba todavía debemos trabajar mucho con la familia. Se le dedica
atención a los adultos mayores, pero es necesario una mayor divulgación
del conocimiento para el cuidado a los ancianos, porque como es sabido
quien asume el rol de cuidador es, en la mayoría de los casos, un
familiar que no está preparado para ello».
Mensú Sotomayor, licenciada en Rehabilitación Social y Ocupacional,
advierte que esa persona, quien con frecuencia es una mujer, ya sea
hija, nieta, sobrina o incluso esposa o hermana, también necesita
cuidados.
«Cuando no existe posibilidad de alternar la atención de un anciano
porque solo ese cuidador puede realizar esa actividad, ya es sabido que
su espacio de descanso será reducido, pero es frecuente encontrar en
familias numerosas que el resto de los miembros se acomode al hecho de
que solo una persona atienda al adulto mayor, lo cual trae consecuencias
terribles.
«Los que asuman el cuidado, es vital que se racionalicen el tiempo y
las energías. Es común que se sobreproteja al adulto mayor y se evita
que realice actividades que quizá puede ejecutar sin dificultad.
«Por ejemplo un anciano puede estar en cama, pero no está
imposibilitado para alimentarse, y sin embargo, el cuidador prefiere que
no lo haga para terminar rápido con esa acción o para que no se
ensucie».
Sotomayor acota que aunque el anciano esté en cama, no es conveniente
que se le desarraigue de su entorno. «Cuando los familiares se alternan
en el cuidado del anciano y es a él a quien trasladan de una casa a la
otra, aumenta su sensación de desorientación, y la buena salud mental es
esencial en el estado de salud general del paciente».
(Tomado de Juventud Rebelde)