Por: Alberto Enrique
Tengo un amigo quien me ha
planteado que su mejor vecino no es aquel que le saluda cada día, si no quien
no le molesta.Ante este planteamiento tan radical y extraño a la vez, quise
indagar más. Ampliaría que su mejor vecino debía ser quien no ponga un regueton
a todo dar ni el que tiene un perro que ladra y ladra sin parar, o permitir al
can hacer las necesidades en su misma puerta, y quienes se pasan días seguidos
pidiendo prestado un poco de sal, una lata de arroz… y nunca hace por devolverlas.
-Mira, compadre, yo desde
hace tiempo hice un estudio sobre el vecino desde todos los matices posibles,
señala. Por esa razón tengo elaborada una filosofía casi completa sobre el tema.
Además, debo especificar que si doy una imagen de pesa’o clásico, echo a un
lado los comentarios pues poca importancia les otorgo; claro, uno es un ser
social y no conviene tampoco ser inflexible del todo, se puede necesitar de
alguien en ciertos momentos de apuro. He llegado a tal convencimiento.
-Creo que las personas se
dividen en dos bandos. En la vecindad hay
ojos que no te ven, oídos que ni te escuchan, juegan como en la liga de los
indiferentes; ah, pero existen los contrarios, vecinos quienes buscan el modo de
querer saberlo todo sobre ti: gustos, necesidades, fracasos, éxitos;
simplemente, ellos son también los de la carta oculta en la manga pues te
vigilan para contar más adelante o dar el sablazo en su momento.
-Tienes los enfermizos, más
que todo, aquellos que se entretienen mirando a través de su ventana para
indagar sobre la vida y milagros de uno, lo último sobre cada quien; porque desde
un sitio privilegiado pueden “cocinar” o preparar la trasmisión del chisme,
fabricar cualquier infundio hasta con mala intención. También encuentras los
aprovechadores quienes te ofrecen algo, dan una buena imagen para después “recoger”y
verse beneficiados de algún modo.
-El chisme da para mucho:
cuento, patraña, habladurías, invención, embuste, rumor, cuchicheo, mentira… y
mi amigo parecía acabar sus ideas cuando de pronto arremete diciendo: Este es uno
de los problemas en la sociedad actual, el cual debe preocupar a las
organizaciones populares con el interés de cuidar la tranquilidad personal y social.
Porque cuando usted descubre las características de algún vecino con esos
rasgos empobrecedores o tan negativos ¿cómo actuar? Ni pensar en ser amistoso hacia
ellos porque no sería sincero. Entonces ¿ignorarle? ¿despreciarle?
-Claro,
no puedo pasar por alto un gran y sobresaliente grupo donde encontrarás la cordialidad, la franqueza, la sinceridad,
sus integrantes dan el apoyo sin interponer nada a cambio. Sobre estos sí
aplico la consabida frase “Mi vecino es el familiar más cercano”, con ellos estaré dispuesto al intercambio o
acudir siempre sin exageración ni doble sentido.
-Aquí tienes varias de mis
ideas sobre el vecino como miembro de esa colectividad de la cual formamos parte. Conviene
saber cómo manejar cada frase y aplicar el trato según sea el caso,
comportarnos sin dobleces, con la mayor honestidad del mundo.
Estas son algunos de los planteamientos
de Senén, un obrero que acaba de llegar a la media rueda. Él me ha estimulado a seguir buscando detalles
sobre el tema y comprobar la veracidad del asunto, asegura que he de encontrar
mis propios aportes… Ya veré.
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