martes, 30 de junio de 2020

LA POPA, CHISPA CUBANA

Cuentapropista cubana vende nasobucos artesanales contra el ...

 Por Alberto Enrique

-Mira que tú aparecerte ahora con la popa, tú que tanto tiempo anduviste entre barcos. ¿A ver cuál es la intriga, que te conozco bien? Así hablaban hace poco tiempo Papito y su amigo Guillermo. Pero más rápido de lo que imaginé quedaría aclarada la incógnita.
-El lazo corredizo apretaba y nos mantuvo en sobresalto, ahora parece que ya salimos de las incertidumbres y entramos en la etapa post pandémica. Justo de ahí sale la Popa, es como le dicen, un acróstico ¿no?
-Me gusta ese juego de letras, Guille, suena bonito y desengancha, suelta hacia atrás lo malo... entonces: ¡Dale proa a toda máquina!
En medio de la chispa propia de los cubanos iban y venían los temas entre dimes y diretes, pasando de una a otra jerigonza. Pero ¿quién lo dijera? la Popa es una nueva etapa de mucho compromiso y responsabilidad.
Por momentos una parte del jocoso intercambio se tornaba con absoluta seriedad al abordar cómo se debe volver a la normalidad evitando rebrotes de la enfermedad, reduciendo al máximo los riesgos. 
-Me parece Guille que vale considerar también las enseñanzas y las secuelas sufridas en la población. Casi todos hemos estado dentro de la casa, con una monotonía casi insoportable pues aunque hayamos vuelto a los libros y a la televisión, al principio parecía todo muy novedoso pero eran horas seguidas frente a la pantalla, hasta recomendaron los psicólogos disminuir esa carga, y llegaron los ejercicios, la música, entretenimientos variados, en fin, ir escapando de un día a otro.
-Cada quien en este país tiene que valorar lo positivo y asumir una actitud favorable. Papito, desde ahora hay que construir un mundo mejor, porque no es lo mismo lo vivido en abril que ahora en junio… que si la curva subía o bajaba. Ya casi la totalidad del país entero se ha sacudido del riesgo mayor, también consideremos el nivelazo y lo alcanzado por los médicos y la ciencia cubana. Eso no me deja salir del asombro todavía.     
 -¿Y qué me dices de la dirección del país y las autoridades de salud pública? Ha sido una experiencia única y han afrontado de manera excelente una enfermedad nueva con su carga fatal. ¡Qué nadie se llame a engaño! FUERZA CUBANA hasta borrar la Covid. Pudimos y nos recuperaremos en todo cuanto quede por delante.
Guille, lo más justo consiste en que cada cubano tiene que valorar lo positivo y seguir con una actitud favorable. Cada familia juega un papel determinante en el traspaso de valores, de cómo conservar la salud y saber conducirnos desde ahora al futuro, porque la “nueva” normalidad nos llama.   
Con sinceridad y sin secretos, según dice el lema de Irela Bravo en su programa sabatino de TV, podemos apropiarnos de él y asegurar mi hermano que sigue en pie nuestro lema de siempre, el de ¡venceremos! Como esa no existe otra igual pues sintetiza victoria.
-Esa también quedará demostrada en la Popa, puedes estar convencido. ¡Nos vemos!-  Y cada uno tomó su camino haciendo gala de sus nasobucos.

martes, 23 de junio de 2020

DE LA CONDUCTA Y LA HONRADEZ

Por Alberto Enrique

Quisiera realizar una encuesta en la cual solo entrarían dos preguntas: ¿Qué es el trabajo honrado, decente? Y ¿por qué para algunos esos patrones de buena conducta se han esfumado, qué les ha hecho cambiar? Puede responder.
Durante las últimas semanas la TV Cubana ha publicado acciones policiales contra personas  amigas de nadar en aguas turbias. Observo esos rostros de hombres jóvenes, y siento vergüenza ver cómo en este país existan personas contaminadas, deformadas, malintencionadas, que se pierden entre sustracciones, ocultamientos, provocando a la corta o a la larga escaseces para luego aprovecharse y establecer ventas a sobreprecio… En un manejo más que turbio.
No encuentro explicación posible. Los caminos de lo ilegal conducen a una especie de vicio que convierte a personas en aviesas, torcidas, individualistas, y se mueven contrarios al bienestar de todos, actúan contra la sociedad.
Solo ver sus caras y oír las respuestas que dan: ¡Qué ingenuos! ¡Escurridizos! ¡Qué mal explican o justifican sus ilegalidades! Da vergüenza todo eso. ¿Qué el dinero todo lo mueve o corrompe? Pero ¿a dónde ha ido a parar la dignidad y los principios enseñados en las escuelas y la sociedad cubanas?
Contra un impenetrable valladar se estrellaba cualquier insinuación, a uno le ensenaban: Más vale ser pobre pero honrado. Era un principio que dictaba la conducta y se llevaba por dentro.
Recuerdo aquel viejo dicho: “Los vivos, viven de los bobos” y cómo mi abuelo respondía: ¡Hasta un día!  Ahora pregunto: ¿Acaso pudiera continuar ocurriendo por mucho tiempo toda esa hecatombe social? Con fortaleza hay que romper la cadena de seudonegociantes: “Mira, yo no tengo pero conozco un amigo que sí, aunque un poquito más caro. Me avisas” Y con la precisa y la necesidad aparecía el receptador. Pero siempre hay un ojo que te ve y no se hable de denunciantes, no, es sed de justicia ante el abuso de intermediarios y revendedores, atracadores y expoliadores, inclinados todos a nadar en los mares de la delincuencia. 
Pero “a todo le llega su cuarto de hora”. Hemos comenzado a ver su transcurrir. Por fin hay decomisos y multas, hasta alguna que otra merecida prisión. ¡No demos respiro a los caminos de la ilegalidad! ¿Tolerancia? Cero. Vale más vivir del trabajo honesto y honrado, ahí radica su valor. En las viejas enseñanzas se decía también “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”
Veamos cómo José Martí estimó que “La honradez debía ser como el aire y como el sol, tan natural que no se tuviera que hablar de ella”.
Aprendamos del Maestro.

sábado, 13 de junio de 2020

UN FANTASMA ME PERSIGUE


Por Alberto Enrique

 


Desde pequeño supe de fantasmas y apariciones propios de la villa donde me tocó nacer, estos atemorizaban de solo oír el cuento y se rehuían los sitios que indicaban su existencia. Cuando tuve tiempo y tamaño para estudiar encontré que otro fantasma recorría el universo, y me dije: caramba, ahora sí, se mueve en grande la aparición; claro eran tiempos de denuncia contra el capitalismo que avanzaba.
Sin embargo, hace pocos meses ha llegado otro: éste es silencioso, transparente, no ataca de frente, ni asusta, es ínfimo de tamaño pero deja frito, empaquetado para el otro mundo; le llaman con el simpático nombrecito de Coronavirus.
Hizo su aparición allá por el mundo asiático pero quiso darse una vuelta por la Vieja Europa donde se comportó incorregible, entre varios lugares sintió apego por Italia, España y Francia, por aquellas tierras enfureció y se llevó a millares; saltó entonces para las Américas y por poco no deja títere con cabeza en la ciudad donde dicen que no se dormía, la gigantesca Nueva York; ahora, como si quisiera bailar samba -y parece que le ha gustado-, no quiere irse de Brasil.
Resulta que son fantasmitas que se multiplican y multiplican, enferman a los seres humanos y les matan sin freno, imaginan que la batalla de ellos consiste en liquidar a la especie humana. Atacan por el sistema respiratorio, hacen zafra en los pulmones creando serios problemas para la vida, y si atrapan a las personas con enfermedades crónicas o de altas edades ¡ay, mamita!, con más facilidad se los llevan para el otro mundo.
Hoy miércoles 10 de junio del año 2020 el daño en 185 países va por más de siete millones de  enfermos y sobre 400 mil los fallecidos. ¡Qué cabrones estos bichitísimos! Aprovechan la inexistencia de vacunas y actúan como caballo desbocado. Se interesan en aquellas personas sin aparentes síntomas de la enfermedad, que andan por sitios  públicos y dejan el regalito ahí mismo, adondequiera o en quienquiera; justo ahí hacen el papel de futbolistas porque actúan a modo de pasadores silenciosos, aunque de fantasmitas, son los trasmisores también conocidos como pre asintomáticos.
Ahora bien, si se generaliza o  considera del todo el uso conveniente de nasobucos y mantenemos la separación suficiente entre los transeúntes, otro gallo ha de cantar.  Solo existe ese camino por ahora. También indica el raciocinio que si el jabón acaba con el virus: ¡a lavarse bien las manos! porque este mal circula por cualquier lugar y las manos van y vienen, se posan o tocan cualquier sitio contaminado, y uno va detrás pasa las de uno y ¡saz! después van a parar en la nariz, la boca o los ojos y ¡allá va eso! Trasmisión segura. En el país se viene  machacando en esto desde hace rato y vale cumplir a tiempo con las previsiones.
En Cuba, al parecer la tempestad se va disipando felizmente. El sistema médico y científico ahuyenta a estos diablejos asesinos salvando vidas y más vidas junto con los esfuerzos de las autoridades del país. Vamos con rumbo favorecedor y próspero. Pero, triunfa tú también… pon de tu parte. Evita todos los fantasmas, espántalos y no permitas que te persigan. Gracias por ayudarme también a dejarlos bien atrás.


DE MANOS POR EL PUENTE


 Por Alberto Enrique


“De codos en el puente” llevaba como título un poema del matancero José Jacinto Milanés, y bien pudiera parafrasear con algo parecido escrito cada día por Magduchi, una señora que conozco desde hace bastante tiempo. Este caso no es como la de aquel poeta quien se enamoró desquiciadamente de su prima Isabel y al ser rechazado el noviazgo por la familia de ella, la situación le llevó a transitar a él por una crisis melancólica hasta su fallecimiento.
Mencionaba a Magduchi que bien me parece no estar de codos sino “De manos por el puente” ése que ahora da paso directamente hasta el contagio covitoso. Arriesgada, persistente al cruzar cada mañana la puerta de su casa, va ella en busca de elementos con qué distraerse más que lo necesario para el fogón, explora con la finalidad de mantener su actividad diaria de alguna manera, como si nada estuviese ocurriendo.
Esta señora de siete décadas siempre ha sido hiperactiva, callada, pero observadora de todo a su paso para luego traer a sus amigas y vecinas nuevos detalles de lo visto. Su vida es constante y participativa en agrupaciones culturales, históricas y físicas pues cada mañana se ve apurada para practicar ejercicios. Es dada al intercambio sincero y complaciente.
Hace poco me he atrevido a hacerle algunas observaciones, le hablé de su falta de apreciación al peligro, de “estársela jugando”. Ella me respondió con vehemencia: “Ando un poco porque soy de las personas que no pueden estar dentro de la casa 24 por 24 por 24, me hace falta  movimiento porque si no, sí me postraría. Tomo todas las medidas  orientadas: desde nasobuco, distanciamiento entre personas, lavado insistente de manos… tengo mucho cuidado. Espero todo pase y pueda volver a lo acostumbrado”.
Entonces me quedé desarmado aunque de algo sí estoy convencido: dudo que ella halla interiorizado en realidad cómo es la batalla de ahora. Si el poeta matancero fue víctima de la melancolía, Magduchi corre el peligro de ser atacada por el enemigo invisible ¿pudiéramos todavía salvarla?