jueves, 25 de febrero de 2021

A la espera de la Soberana

 https://www.dw.com/image/56198778_401.jpg

ACABA FEBRERO CON LA CURVA ARRIBA foto DW

Por: Alberto Enrique

Como hay que andar con el oído pegado a la tierra, oyendo lo que le duele a cada quien, y por duro que parezca, a veces surge el modo ocurrente del cubano o la cubana sobre cualquier tema.

Ayer oí una conversación entre dos vecinas del barrio donde vivo  y desde mi balcón me eché el “plei”. Abordaban el asunto Covid: que si los grupos de mayor riesgo -esos quienes van y regresan del trabajo, o también andan en gestiones de compras- y los de mayor riesgo por sus extremas edades.

Que si la autoprotección es el lado complicado de todo, decían, sobre la gente descuidada, quienes no cumplen con las medidas higiénicas orientadas, ¡ah! y los espiritistas ¿cómo? Sí, me imagino a esos que se despojan tratando de quitarse o sacudirse el mal de encima, justo el caso de los asintomáticos, que se mueven por doquier repartiendo el mal aunque muchas veces van y vienen  sin saber que lo traen encima y así  nos pegan el daño.

Cuando pensaba concluido el especial partido de volibol, pues la pelota iba como de una a otra cancha, surgió “el brete” de las tan ansiadas vacunas y cómo éstas traen aparejado un tiempo de inmunidad aún impreciso y ¿qué te parece la aparición de las nuevas cepas, más tormentosas que las primeras? Es como para no acabar nunca; aunque  alegra bastante saber que de cada 10 enfermos, nueve se han recuperado y eso resulta estimulante.

Mira, mi amiga, no te preocupes tanto; eso sí, cuídate de los hermanos Tórpido y Anasistolia. Uno es un loquito que brinca y salta complicando un órgano o varios a la vez si te atrapa la Covid; la otra no cree en corazón que lata, lo paraliza para siempre y adiós.

Bueno, y tú que padeces de varias enfermedades crónicas, esas que les llaman comorbilidades. Yo creo que mentalmente te estás preparando “porsia” ¿no? Es cierto, la trasmisión sigue avanzando, está mandada a correr  aunque los médicos trabajan muy duro en salvar a los enfermos, pero la autoprotección en la calle y en la casa es lo esencial.

He visto que la epidemiologia divide a la población  en cuatro partes: los bebés hasta un año agrupados con los menores de 18/19; de 20 a 39; de 40 a 59; y los de 60 o más. Imagínate a un joven de 18 años considerado ya mayor de edad, con todos los deberes y derechos que jurídicamente le considera hasta la constitución, y le digan que está en edad pediátrica. ¡Vaya, está violento! 

Y a nosotras nos toca la ancianidad, quienes vivimos ya las edades más altas, la tercera o la cuarta, para los de 80. Somos del grupo de esos  que llaman en la calle: padre, madre, mayor, temba, y otras maneras, como para darle razón a quienes plantean que el idioma es cambiante dice endemoniado mi hermano. Me parece mucho mejor mantener el respeto que nos ha caracterizado siempre.

 A ti, que eras tan buena en la escuela, te será más fácil entender cifras y más cifras pues me parece que hace falta ser matemático o estadígrafo para deducir mejor el mensaje de cómo vamos, o quizás ser medio médico para entender los términos manejados en un montón de las especialidades de ese reino que protege la salud. Mira hasta dónde nos ha metido ahora la Covid.

Sí, sí, es cierto; pero fíjate, no te dejes arrastrar por nada de este mundo, cero al decaimiento y al stress. ¡Ah! Trata de mantener a raya a tus nietos para que se salven y te salven, es lo más atinado. ¿Sabes cómo tengo a los míos en la casa?  ¡Por el hilo! 

     Y se despidieron con un saludo para las respectivas  familias y haciendo promesas de mantener el ánimo en alza porque pronto llegará la Soberana para todos.


lunes, 22 de febrero de 2021

domingo, 21 de febrero de 2021

Una canción y algo mas

 

 Por Alberto Enrique

En nuestro idioma existe todo tipo de palabras para calificar desde lo grandilocuente hasta lo ínfimo.    La amplitud o riqueza de significados abunda, es enorme y uno puede escoger según sean los hechos ante los cuales se encuentre. Hoy tropiezo ante un hecho insólito, absurdo. Empujados por el barranco de la ignominia han sido empujados, no cabe otra idea, estos cubanos dedicados hasta ahora a satisfacer preferencias musicales de jóvenes consumidores.    

Estamos ante un escenario singular aunque conocido porque ¿cuántos nacionales no se  han  visto ante “propuestas fabulosas” a lo largo del tiempo? Y supieron darles de lado. Ahora parece que estamos en presencia de un hecho donde la codicia o la búsqueda de un método para vivir con facilidad han  encontrado efecto, también en este caso vale recordar cómo le dijeron a Timba al caer en la trampa o al ratoncito Pérez  cuando cayó en la olla por la golosina de la cebolla. No, pero a estos seudo patriotas se les debe restregar bien fuerte y claro que ante la bajeza y el servilismo podrán solo recibir a cambio, el menosprecio y la deshonra de un pueblo entero. Ante la traición no hay otra salida.    

He revisado la repercusión en las redes sociales de la irreverente pieza “Patria y vida”  y encuentro que la promueven ávida y desaforadamente quienes viven a costa de ese negocio fraudulento, como para confundir, además. Estos intérpretes musicales han rodado a lo más bajo que se pueda aceptar porque su arte ha sido puesto al servicio contra el país donde les tocó nacer y ahora denigran, ofenden, envenenan, provocan, menosprecian, insultan. Cayeron en una trampa o jugarreta de quienes ponen millones de dólares para dañar la hidalguía de ser cubano y vivir en Cuba. No ven más allá de sus narices. Ahora, muchos de sus admiradores dejarán de serlo, es una frustración para los jóvenes a quienes les gustaba ser sus seguidores.

Cuando se deja a un lado la limpieza y la honestidad de principios se colman los límites; por tal razón, debe decirse que en “Patria y vida” predomina el arte mercantilizado, la falta de ética y el respeto para sí. Cuando se recurre a la insolencia, al irrespeto y la grosería, estamos en presencia de una marcada pobreza de ideas, de un arte menor al decir de un poeta nacional.

Estoy más que convencido, un paso como ése, ha metido a estos creadores en un pantano de estiércol, mejor dicho, en el basurero de la historia.

 

martes, 16 de febrero de 2021

LO SIMBÓLICO QUE VA POR DENTRO

https://i.pinimg.com/originals/b0/18/29/b01829e0f6564735f6220b0b9e475dbb.jpgfoto pinterest.com


 Por Alberto Enrique

 Cada quien identifica hechos, acciones, imágenes… como propios. Por ejemplo, yo nací a un costado de La Palma hace tiempo con el auxilio de Clodomira, una enfermera especializada en obstetricia, en una de las habitaciones del hogar de mis abuelos paternos el cual llevaba el número 82, casi al final de la calle. Más adelante sentí al pueblo todo como algo mío, como si fuera mi propia casa, las personas que vivían por dondequiera me parecían conocidas, toda esa gente era mi gente.

En la escuela primaria, ni se diga, en cada aula presidía el "Escudo de la Palma Real"; allí hice muchos amigos, intercambiaba con ellos sobre infinitos temas y los lazos no se han roto entre nosotros aunque hayan pasado varias décadas.

También cuenta con tres palmas el escudo de mi pueblo pues simbolizan los emplazamientos que  la vida le impuso en sus inicios. Su  historia y expresiones culturales latían en mí, las tradiciones y los mitos los apreciaba con claridad, ellos iban conformando una visión del palpitar de cada época.    

Desempolvo el tiempo, aprecio que desde épocas remotas hubo de todo por aquí: cuentan que el proceso de conquista y colonización de España en Cuba comenzó también por esta zona desde  los mismos inicios. Sucedieron reubicaciones de la villa, asaltos de corsarios y piratas, ambiciones desmedidas de algunos pobladores, sobrevinieron intereses económicos contrapuestos que movían anhelos individuales y grupales pues estos pugnaban por imponer otra vez el traslado de la villa hacia tierra más adentro.

Hubo tiranteces y presiones entre el clero local y los terratenientes, también se destaca cómo permaneció la localidad 14 años fuera del control del gobierno central y cómo estos pobladores vivieron del comercio de rescate o de contrabando dado el abandono de las autoridades principales de la Isla. Han transcurrido siglos y la memoria del pueblo aumenta, parece escrita con letras doradas.

Un tercio de los vecinos de San Juan de los Remedios finalmente emigran y crean Santa Clara en 1689, pero un par de años después, a mediados de febrero de 1691 un destacamento de aquellos exterminaría la vieja población mediante las llamas y sus pobladores se refugiaron en los montes cercanos. Tras múltiples gestiones de remedianos notables en todos los niveles del gobierno colonial, logran que las autoridades restituyan la villa en su sitio originario cinco años más tarde. Dicen que aquello fue una verdadera guerra civil.  

Vuelvo a estos días de hoy. Observo que “la mentalidad pueblerina” es una calificación dada a la tranquila característica de sus ciudadanos, aunque haya quienes reconocen las riquezas patrimoniales y la singularidad de las remedianidades; pero valdría preguntarse si existen verdaderos frenos que se padezcan hoy o detengan el desarrollo local. ¿Qué ciudad tenemos ahora o cuál queremos? ¿Si nos basta con lo existente o qué hacemos para alcanzar lo previsto, lo nuevo?

Desde varias décadas atrás tropiezo con la misma piedra: escucho que esperan aquí por dirigentes de la localidad con vehemencia y energía suficientes que hagan avanzar a plenitud la ciudad, para otros bastaría si la cuidaran más y favorecieran un elevado nivel de vida. Considero más bien que quizás falta un diseño ajustado, sólido, para crecer y no hablar solo de perspectivas hacia un futuro impreciso, en estos tiempos vale aumentar la comunicación, la ligazón coherente. Tres perfiles conforman con claridad los trazos de hoy: la riqueza histórica y religiosa, la cultura y el folclor, así como el vínculo y desarrollo con el turismo.

En ese último sector la ciudad ha visto desarrollar su capacidad habitacional al instalar varios hoteles y contar con numerosos hostales, pero dicha actividad ahora se encuentra menguada producto de los efectos de todo tipo producidos por la pandemia. Y me pregunto ¿cómo y cuánto habría que hacer de ante mano para crear nuevos espacios, reintroducir o fortalecer los existentes llegado el momento de la normalidad económica y social? ¿Cómo estimular viejas costumbres y prepararse con el fin de hacer progresar los días venideros? En el siglo XVII decían que Remedios estaba asentada sobre una de las salidas del Infierno y allí sigue el Boquerón, el mismo por donde se percibía el olor de azufre hirviente ¿tendría atractivo para organizar paseos turísticos?   

Para cualquier visitante la maqueta de la ciudad pudiera ser de gran interés pero se encuentra en el círculo juvenil La Tertulia sin recibir promoción, ello facilitaría una recreación útil. En otro orden, salvo que las puertas de la Iglesia Parroquial Mayor estén abiertas durante el servicio ofrecido a sus feligreses ¿cómo apreciar a la Virgen María en estado de gestación en pose de bailaora, existente en uno de los altares? ¿Sería posible estimular una veneración de mujeres creyentes embarazadas nacionales o extranjeras? Y, ¿qué decir del lugar vecino conocido por Palmar de Araña, donde cualquiera encontraría  un excepcional lugar, un sitio donde  apreciar la unión más densa de este árbol que alguien pueda imaginar? ¿Cuántas oportunidades -entre otras muchas- para dar a conocer a visitantes y turistas?  

La realidad actual indica nuevos caminos, en ellos pugnan tradiciones y modernidad. A veces pienso que existe un circuito cerrado que lleva a los jóvenes a plantearse “aquí estoy demás” y “echan un pie” tan pronto se les presenta algún chance. ¿Por qué no pensar en el componente social y económico que enriquezca de alguna manera las coincidencias juveniles con el sentido de pertenencia local? ¿Cómo vincular los intereses de ayer con los de hoy, sin que el peso de los siglos no paralice las necesidades actuales?

Conocí aquel Remedios de “chinchales” -pequeños establecimientos- donde elaboraban calzados o torcían tabacos, también coexistían unas pequeñas fábricas de dulces en conserva, unas pocas tiendas de ropas, pequeños locales de servicios, timbiriches, también vendutas donde se compraban viandas o  vegetales, entre otros negocios. Esa era la imagen de los años 50. Todo indica hoy que conviene mirar hacia el agro como vía económica potente, decisoria y sería un absurdo ir a la contraria porque los suelos que la circundan deben producir con ímpetu. Por aquí años atrás hubo una de las empresas pecuarias mayores del país. ¿Acaso no convendría estudiar a fondo las calidades de los suelos, y saber además de las aguas seguras con que se cuenta, ahora y hacia el futuro?

A decir verdad, quien cuenta todo esto es un real verijicolora’o ¡y a buena honra! Frase que se decía con tremenda normalidad, ella significaba haber nacido aquí y se decía con sencillez y orgullo, sin forma despectiva en cualquier calle o en nuestros propios hogares, tampoco importaba el sexo ni las edades. Con certeza en Remedios todo era colora’o: su gente, las mantas de tejas rojas sobre nuestras viviendas, de ahí que con orgullo aceptáramos ser verijicolora’os sin complejos de ningún tipo. Ante el sentido de pertenencia no hay margen para la discusión. Y que a nadie le quepa dudas, nunca he podido dejar de ser un verijicolora’o porque era el sello de distinción y garantía de ser remediano de pura cepa.

Aquí los festejos populares se disfrutan en grande, todo comienza cada año en el mes de marzo con la Semana de la Cultura, luego en junio llega el San Juan; pero en las parrandas navideñas es donde se encuentran los genes verdaderos de cada remediano, razón por la cual carecer de ellas  viene siendo lo peor que pueda ocurrir, es como un hueco en el alma de cada remediano.

Imagine, esperando todo un año para celebrar esta festividad -pareciera mucho tiempo a tener en cuenta-, y en este último diciembre las lamentaciones llegaron así: “Pensar que era la gran fiesta para celebrar sus dos siglos de existencia y ocurrir esto justo ahora… ¡qué trastorno!”. Otros aludiendo a la Covid decían: “Claro, ha sido más conveniente para todos”. La parranda es un sueño propio de cada quien casi al finalizar cada año, pero puede haber sueños esperados. Resulta difícil frenar la fogosidad, las discusiones entre los parciales de cada bando adversario, ese protagonismo queda ahora pendiente.

En su último año, la dictadura batistiana suspendió las fiestas de nochebuena pero aquí se tuvo una celebración única: el ejército rebelde asaltó la ciudad y la población tras la victoria “corrió el triunfo” lleno de euforia como nunca antes. Años más tarde hubo un cambio de fecha y se trasladaron para el mes de julio pero el pueblo planteó volver al momento tradicional y así ocurrió. Ahora las medidas epidemiológicas han recomendado no efectuar las parrandas de este año para evitar un posible contagio, una  contrariedad mayor.

En tanto, asumo a José Martí al escribir: “Yo soy un hombre sincero de donde crece la palma y antes de morirme quiero echar mis versos del alma…” Ellas siguen creciendo y siguen abanicando la brisa en los campos remedianos. Ése es mi verdadero yo, hay que verse entre millares de palmas; con tremendo simbolismo reitero que en una de ellas nací.

 

(Los colonizadores hispanos aprovecharon todo el conocimiento aborigen, aprendieron a distinguir las palmas reales o las criollas –las de tronco más delgado y alargado o las criollas más gruesas y de menor altura- en ambos casos sus penachos o grupo de pencas han servido   para cobijar los techos. El tronco es convertido en tablas para cubrir las paredes. Las yaguas son usadas para resguardar las paredes de los bajareques (chozas) o hacer catauros; y el palmiche- frutillas en racimo de alto contenido proteico- sirve de alimento a los cerdos. De las palmas se aprovecha todo, en un dicho valedero del campesino cubano).

AMISTAD ES MUCHO MÁS

Resultado de imagen para fotos amistad

Por Alberto Enrique

La amistad posee un valor esencial y ejercerla es válido en cualquier lugar. Recuerdo una tarde dominguera de descanso en el campamento próximo a las cercanías de Madruga, compartimos un buen rato con aquel lugareño del entorno cargado de años, él decía agradarle conocer de cerca a jóvenes que venían desde la capital y fortalecían sus músculos cortando caña de azúcar en una brigada millonaria. A nosotros nos simpatizaba acercarnos a los campesinos para conocer sus experiencias y abrir las puertas del intercambio.

Los temas a debate fueron múltiples pero sugestivos. Recuerdo en especial   cuando se le preguntó por qué no se parecía el carácter y la conducta entre los hermanos. Se levantó del asiento y argumentó de inmediato: “La conducta es igual en todo, solo vale observar la naturaleza, ustedes ven aquella mata cuajada de mangos; pues bien, no todos los frutos son idénticos. Entre los más grandes aparecen los fuñidos y en las familias ocurre lo mismo”. Y ahí mismo se armó la controversia y surgieron otros ejemplos. Muchas veces he recordado aquella escena, he meditado sobre el asunto y la razón que tenía el anciano empleando su lógica natural.

Afecto, simpatía, estimación son columnas en las que se sostiene la amistad.  Resulta una característica primordial entre los humanos. Respeto y consideración en la familia y la sociedad son elementos que fortalecen esa especial y necesaria unidad pero entre personas también está la atracción llamada empatía. Esta surge por afinidad desde múltiples ángulos, y cuando aparece llega con un personal apego, crece en medio de una selección de selecciones.  

Esos amigos de verdad son capaces de cualquier desprendimiento sin esperar nada a cambio, ellos se manifiestan sin rodeos, están presentes o respaldan, auxilian y apoyan ante cada necesidad, revés, aflicción o adversidad. Es una efectiva correspondencia, algo que va más allá de una simple solidaridad.

La amistad tiene muchos grados y se puede acceder o cultivar mediante múltiples vías. Aunque existen infinidad de patrones la amistad puede concurrir entre personas del mismo sexo o indistintamente hombres y mujeres. Eso sí, nada de trampas pues debe mediar total sinceridad y honestidad. El provecho individual tampoco corresponde, todo lo feo a un lado. Nunca se anime con cualquiera ni se entregue de golpe y porrazo, tantee o de tiempo si lo prefiere para valorar cómo es cada quien.

Siempre debe predominar la lealtad aunque a veces baste la sinceridad como detalle básico. En ocasiones esa amistad limpia y clara hasta sustituye a una hermana o al hermano, y puede surgir en la escuela, el centro de trabajo, en la vecindad, uno ni sabe cuándo o el lugar exacto, es demostrativa de la grandeza humana. https://gutenberg.rocks/wp-content/uploads/2018/02/amistad-840x560.jpg

Ahora bien, nunca cierre las puertas a la amistad porque es tan valiosa que resulta imposible su compra, tampoco su venta.