
POR: ALBERTO ENRIQUE
Si supieras la verdad. Nunca imaginé que me enfrentaría a una familia
tan especial y, por qué no, rara también. Eran unos parientes lejanos
aunque oí contar que eran muy gentiles. Sobre mí cierto día derramaron
cortesía, me invitaron a que los visitase un fin de semana y allá me
fui.
Aquella casa podía ser una más en el campo, el gran dilema inicial
resultó desenredar los nombres de cada integrante, poder
identificarles. Julián y Julia eran los abuelos, perfecto me dije;
después estaba el matrimonio de Julio y Julieta; también otro, Julién
y Jurieska. Estoy en medio de un mundo de fantasía, llegué a pensar.
-Y se acabó el hechizo del ju-jú, me manifestó el abuelo sonriente,
porque con la camada de nietos llegan otros compromisos, otros
nombres, y exclamó ¡menos mal! Pero, mira, te invito a que demos una
vueltecita por la casa y no te asombres, porque aquí hay otra
seguidilla, las hojas. Es una especie de vicio que dio por resultado
una colección digna de un jardín botánico. Encontrarás cualquier
cantidad de plantas en todos sus colores y formas.
-Todo comenzó como un juego entre Julia y yo cuando nos casamos. Nos
propusimos tener la casa más bella de toda esta comarca y como ya
estarás pensando no fue cuestión de días. Venía alguien y nos decía:
“En casa de fulano o fulanita tienen una parecida pero de otro color”
refiriéndose a las maticas con que adornábamos el patio y allá iba yo
a buscar o, a Julia, en el Despalillo de hojas de tabaco donde
trabajaba, le comentaban de mil planticas y ella les pedía se las
consiguieran.
-Aquí tienes begonias de todos los colores o cintas de cualquier
anchura, hasta las moradas; crotos variados, lluvias de oro de
diferentes pintas amarillas; rosas infinitas, desde esas miniaturas
hasta las grandes catalinas, príncipes negros… Pero hay que cuidarlas,
dedicarles tiempo. Así se nos fueron llenando los patios de
canteritos y matas colgantes, imaginé desde entonces que estos serían
mis Jardines de Babilonia.
-Y aparecían más y más plantas, unas se dan al sol, otras a la sombra.
Hay algunas que son olorosas, las hay que dan bellas flores en cierta
época del año, otras son hermosas por su porte; tenemos también
medicinales y aromáticas. Pero si miras para aquel lado encontrarás
una arboleda con infinidad de plantas de gran porte: cedros, majaguas,
caobas… esa es otra sala de nuestro botánico.
-Avanzar en la vida, saber cómo actuar en cada situación hizo que
levantáramos una familia alegre con patrones distantes de aquella
pobreza extrema que pude ver cuando era muchacho. Uno a veces piensa
que hablar desde ese plano resulta aburrido y que ni te van a hacer
caso, pero no pierdo oportunidad porque fue lo vivido y, por suerte,
dejado bien atrás.
-Entre nosotros tienes el ejemplo. Los hijos fueron a la escuela y se
graduaron de técnicos en especialidades aplicables en la producción de
la tierra. Fueron pero retornaron. Ahora seguirán los nietos y
sugerimos sigan esos mismos pasos. Las nueras son unas maravillas. Hay
armonía y comprensión entre todos nosotros. Además, tenlo seguro, el
campo da cuanto hace falta o uno se proponga. Eso sí, existe un
compromiso con el amanecer de cada día. Cumplimos con provecho las
tareas y apreciamos las recompensas en cada cosecha. Es la misión
nuestra, y lo fundamental, hay que ejecutarlo todo con limpieza para
alcanzar el máximo con dignidad. Esa es la enseñanza del campesino
honesto.
A la mañana siguiente anduve por potreros y sembrados, entre vacas y
caballos, cerdos y gallinas. Vi elegantes zorzales, zunzunes batiendo
alas o al sinsonte, inigualable imitador del canto de casi todas las
aves del campo. De pronto, acudió a mi memoria la firma de la Ley de
la Reforma Agraria y me dije, todo esto es gracias a ella.
En horas de la tarde, hubo despedida llena de gratitud, afecto y
simpatía por parte de todos ellos. Quise corresponderles buscando el
enorme jardín como para llevármelo de un vistazo, como en una
fotografía, pero me dije, es imposible cargar una casa llena de tantas
hojas hermosas logradas a base de felicidad… ¡Mucha salud, familia! me
salió de lo más profundo de mis sentimientos. Visiblemente emocionado
eché a andar.
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