Por Alberto Enrique
Esto de ser viejo tiene un saldo favorecedor o lo contrario. A pocos días de cumplir los 80 y entrar en la cuarta edad puedo decir que soy testigo y víctima “de todo”. Puedo relatar el palpitar de ahora o darme un salto atrás, y le pregunto ¿qué le gustaría saber? Estoy a su disposición, aunque le sugeriría poner a su alcance lo transcurrido.
Por ejemplo, ya nadie recuerda la existencia de numerosos ómnibus de marca Leyland, de origen británico, que comenzaron a rodar en La Habana allá por los inicios de la década de los 50 del pasado siglo para sustituir la red de tranvías eléctricos. Decían que era un “negocio” de la familia del tirano Fulgencio Batista. Iban pintados de blanco con una cinta azul exterior por debajo de las ventanillas, y la población les llamaba “enfermeras” por el parecido con la vestimenta de ese cuerpo sanitario.
Aquellas guaguas envejecían porque eran de segunda mano y se logró sustituir algunas por un lote de modernas Leyland, las mismas que trasladaron batallones de milicianos hasta las arenas de Playa Girón a defender la patria de la invasión mercenaria. Pero poco después los yanquis compraron la productora de ómnibus para dañar a Cuba y estos equipos fueron acabándose por falta de piezas de repuesto. Similar situación sufriría la otra empresa dedicada a la transportación de los habaneros, las rutas de la COA (Cooperativa de Ómnibus Aliados) con equipamiento producido por la General Motors (MGM) las cuales sufrieron las medidas restrictivas de los gobernantes yanquis… y dejaron de rodar, se acabaron.
Aquí tiene usted un ejemplo del modo destructivo del conocido bloqueo yanqui contra Cuba a lo largo de 60 años, pero no quisiera atiborrarle de más y más ejemplos de suspensiones de materias primas y piezas de repuesto; aunque existe un detalle que no puedo olvidar, las simples pero necesarias cuchillitas de afeitar: venían de EU, las de doble filo de marca Gillette –roja o plateada-, también se usaban las Gem de un solo filo, pero desaparecieron todas ellas, y ni sacándole filo o tratando de afilarlas dentro de un vaso, después de mil esfuerzos caminaba uno con la piel de la cara irritada ¡qué mal momento aquel de tener que afeitarse!
Pudiera continuar contándole hechos y anécdotas de esfuerzos propios y perversidades que nos han obligado a vivir, pero ahí tiene ¿qué me dice de la expulsión de Cuba como miembro de la OEA? En lo político y las finanzas: daños y más daños para asfixiar al pueblo cubano en cualquier dirección de la vida y la economía nacional, desde aquellos remotos tiempos de entonces hasta acá, no hemos hecho nada más que defender la digna realidad cubana; no han sido solo sueños. Ha existido por encima de todo la decisión de vivir con la frente en alto, por ello llevamos la nación adelante, con fuerza, sin falsedades de ninguna índole y así seguiremos en este suelo antillano.
Ahora, hasta aquí… Recuerde que le habla un testigo y víctima de las atrocidades impuestas por los hipócritas del imperialismo norteamericano y sus incondicionales. Si desea más detalles hágamelo saber.
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